Ansiedad/Arqueología
¿No es acaso la ansiedad un estado crítico de indecisión? La alteración del estado psicológico de las personas ante cualquier tipo de estímulo como el ruido, un dolor muscular, la sensación de ahogo, la leve sospecha de muerte. Y es que la mente, ese entramado de neuronas y conectores nerviosos, te puede llevar a lugares insospechados, zonas en las que el yo se encuentra sí mismo en una situación de alta vulnerabilidad. Vulnerabilidad que nos hace sentir más humanxs, que no podemos controlarlo todo.
Aceptar que el yo no lo puede hacer todo, que el yo hecho carne tiene márgenes y límites. Bordes que no nos hacen mediocres o incapaces, sino humanxs fuera de toda lógica antropocéntrica.
Habitar una piel y un lugar en el que reconozcamos nuestras historias y emociones, nuestra vulnerabilidad, de tal manera que desplacemos nuestro ímpetu de centralidad.
Buscar, indagar, comprender lo que sucede con el yo es una manera de excavar todo el sedimento que nos empuja hacia el fondo, hacia el pasado. Y es este ejercicio una forma de arqueología del yo, un horizonte, y no una apuesta metodológica, hacia la búsqueda del yo. Búsqueda retorcida, no lineal, no progresiva, llena de agujeros y hiatos. Todo lo contrario a lo que la arqueología nacionalista, o nacionalizada, pretende hacer. No busca cantarle al Estado-nación, sino interpelarlo al abrir de la caja de pandora de las historias y emociones del yo.
Múltiples yo, diferentes y aterciopeladas sensaciones, retorcidos deseos que fuera de toda gran narrativa puedan tejer una red de saberes del yo. Así, tal vez, el yo se pueda independizar de las estructuras sociales y políticas que tratan de contenerlo.
Cusco, 2018.